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El Pollo Torres Landa

El Pollo Torres Landa: Leyenda y Legado en la Gastronomía de Querétaro

Con la gracia que lo caracteriza, el pollo Torres Landa tomó el toro por los cuernos y con ayuda de su familia, en particular de su amada esposa, María Guadalupe Urquiza, que siempre lo acompañó en los cuidados necesarios que los médicos le ordenaron al empresario, tomó medidas. En cada momento, confesó sentirse afortunado por haber sabido escoger al gran amor de su vida, la persona que estaría con él en las buenas y las malas. Juan José Torres Landa, el papá del pollo, era un hombre adelantado a su época.

Visualizaba el crecimiento en San Luis Potosí y Querétaro, estados que apenas se asomaban en el panorama industrial de México. Atinadamente, los veía como un corredor importante en el desarrollo económico del país. Y los ranchos de Yurike y Juriquilla eran clave en esos deseos.

Fue hasta 1959 cuando compraría la primera hacienda, para trabajarla agrícolamente. Casi diez años después, fraccionaría las 600 hectáreas levantando un hotel a la par de la llegada de capitalinos a la región. 1969 sería el año en que adquiriría Juriquilla, en la que un joven Juan Arturo, comenzaría a formarse en la vocación.

La experiencia del pollo, tras abandonar sus estudios, abarca en un puesto como telefonista y luego contralor en el Banco Mexicano, para posteriormente ser gerente de compras en Laboratorios Intex. La escuela del banco fue una maravilla porque te hacen ser puntual, debes entregar tu control sin que falte un solo centavo. La disciplina que me dio, me sirvió para demostrarle a mi papá que yo, para trabajar, si era bueno, comentó Juan Arturo, que con su hermano, acompañaron a su padre el sueño de levantar provincia Juriquilla.

Pero esa meta, se vería un poco postergada con la venta de terrenos, cuando Juan José, recibió la encomienda del entonces presidente Luis Echeverría, de convertirse en embajador de México en Brasil. La venta de terrenos vino enseguida por la decepción del entonces jerarca de la familia y por una década, Juriquilla pasaba de mano en mano. La familia Torres-Landa continuó su carrera como inversores inmobiliarios en Querétaro, pero en 1980, Juan José fallecería, dejando a José Arturo como la cabeza del proyecto.

Tres años después, se recuperaría la región vendida, en lo que sería la continuación de sueño familiar. Para todos fue una satisfacción enorme. Logramos cumplir todo lo que mi papá nos dijo, parques industriales, campo de golf, hotel, centros comerciales, escuelas, contó.

El pollo en entrevistas, en las cuales resaltaba la joya de la corona, la Plaza de Toros. En 1986 inició la travesía de crear un coso taurino, aprovechando las bondades que otorgaba el hotel. Las primeras experiencias vendrían con los toreros.

Curro Rivera y Armillita, inauguradores de la plaza. Ésta sería el inicio de un recinto taurino, que mantendría su estatus internacional, donde sucederían las mejores corridas de la región. A la plaza asistiría la baraja, que ha pasado por el ruedo y que de acuerdo a la prensa, está posicionada como un lugar obligado para los toreros del mundo.

El pollo Torres Landa, no sólo será recordado como un promotor del mundo taurino, sino también como un exponente de la región y por supuesto, del desarrollo del país. La muerte llegó a su vida, pero siempre estuvo listo para embestirla, haciendo las mejores faenas que podrán recordar.

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