Batalla del Cimatario

Un Episodio Crucial en la Guerra de Reforma

La Batalla del Cimatario, que tuvo lugar durante la Guerra de Reforma en México, fue una acción decisiva de las tropas imperialistas encabezadas por el emperador Maximiliano y sus generales, entre ellos Miramón. Con el objetivo de romper el cerco republicano y facilitar la salida hacia Ciudad de México, Miramón orquestó un plan estratégico que implicaba un triple movimiento para apoderarse del cerro del Cimatario y establecer una batería de artillería allí.

El ataque comenzó el 26 de abril de 1867, cuando Miramón, al mando de 2,800 soldados experimentados, lanzó un ataque de distracción contra los republicanos. Al caer en la trampa, los republicanos se relajaron, lo que permitió a los imperialistas atacar el cerro al día siguiente con una fuerza combinada de infantería y artillería. La victoria fue rápida, provocando la huida de los republicanos y la captura de prisioneros y armamento. Sin embargo, el general republicano Sóstenes Rocha y su padre, Hipólito Charles, intentaron reforzar la resistencia al enfrentarse a las fuerzas de Miramón.

Aunque las tropas republicanas sufrieron pérdidas considerablemente menores que las imperialistas, la batalla reveló la debilidad del cerco imperialista. A pesar de la victoria inicial para los imperialistas, la falta de organización y el entusiasmo desmesurado por parte de las tropas de Maximiliano les impidieron capitalizar su avance.

El argumento se tornó tenso cuando, el 15 de mayo, fuerzas republicanas bajo el mando de Mariano Escobedo contraatacaron y recuperaron la brecha, lo que llevó a los imperialistas a refugiarse nuevamente en Querétaro. A lo largo de esos días, rumores de traición comenzaron a circular, y el coronel Miguel López fue acusado de vender la posición imperialista.

La situación culminó en una serie de eventos que llevaron a la captura de Querétaro por las fuerzas republicanas. El emperador Maximiliano, decepcionado por la traición de López, finalmente se rindió y entregó su espada a Escobedo, marcando un punto de inflexión decisivo en la Guerra de Reforma. Esta batalla no solo demostró las debilidades dentro de las filas imperialistas, sino que también propició el eventual establecimiento de Juárez en el poder y el colapso del imperio de Maximiliano.