La muerte de Benito Juárez, durante más de un siglo, uno de los mayores misterios de nuestra historia, pues la pregunta ¿ murió o fue envenenado ? no ha podido ser contestada a cabalidad. Su muerte se encuentra rodeada de leyendas, una de ellas, la de que fue «La Carambada» quien lo asesinó por no haber perdonando a su amado, un soldado imperialista.
Leonarda Emilia Martínez nace en un pequeño pueblo de indios en Querétaro conocido como «La punta». Varias fuentes afirman que era dama de compañía de Carlota de Habsburgo durante el imperio. Fue entonces cuando Leonarda se enamora perdidamente de un soldado imperialista, de nombre José Joaquín, quien fue hecho prisionero a la caída del imperio, donde Maximiliano sería fusilado en compañía de Miramón y Mejía.
Al enterarse de que su amado sería pasado por las armas, buscó entrevistarse con Benito Zenea, gobernador de Querétaro y con el propio Benito Juárez para que le perdonara la vida a José Joaquín, sin embargo su petición fue rechazada. Ante este hecho donde su amado perdió la vida, juró venganza por lo que se convirtió en bandolera.
Desde ese momento se dedicó a robar y repartir el botín con los pobres de la ciudad de Querétaro y sus alrededores, teniendo como guarida principal las grutas de los socavones, ubicados actualmente en la cabecera municipal del Marqués, uno de los municipios que forman parte de la actual zona metropolitana de Querétaro.
Dentro de algunos de los actos vandálicos y formando parte de su venganza, dio muerte al entonces gobernador de Querétaro, nunca ha sido confirmado, pero lo cierto es que “La Carambada” tuvo un contacto con Don Benito Zenea veintiún días antes de su muerte,lo que causó que las fuerzas del orden dieran implacable persecución a su persona.
Ante tal acoso, decide continuar su venganza y huye a la ciudad de México donde gracias a su belleza y seductora presencia logra conocer a Guillermo Prieto, quien la invita a una elegante recepción en la casa de Sebastián Lerdo de Tejada, presidente entonces de la Suprema Corte y sucesor de la presidencia en caso de falta del presidente.
Durante el transcurso de la recepción es presentada ante el Presidente Benito Juárez, quien al estar saludando a los demás invitados deja su copa en una mesa, momento que es aprovechado por “La Carambada” para vertir dos gotas de “veintiunilla” en la champaña.
Testigo del momento Sebastián Lerdo de Tejada, “amigo” de Benito Juárez, simplemente devuelve una sonrisa a Leonarda, quien con este asesinato le abría las puertas de la presidencia.
Benito Juárez fallece veintiún días después, de ahí el nombre del veneno “veintiunilla”, que a decir de la gente que sabe de esto presenta la misma sintomatología de una angina de pecho, mal que le fuera diagnosticado y por el que oficialmente se declaró muerto a Juárez.
Una noche, Vicente Otero, junto con un grupo de rurales, salió con objeto de aprehender a Leonarda, encontrándola por la hacienda de la Capilla, camino de Celaya. Inmediatamente Otero abrió fuego sobre ella y sus compañeros, resultando herida de cinco balazos “La Carambada” y logrando atrapar a dos de sus compañeros. El cuerpo de Leonarda fue conducido al hospital para hacerle la autopsia.
Al día siguiente se descubrió que todavía tenía vida, y re animándola, Leonarda pidió un sacerdote, a quien le confesó toda su historia, muriendo dos días después de haber recibido cinco balazos, hecho que causó una gran sensación en la ciudad.