El ANDADOR LIBERTAD

Calles de Querétaro… canteras, que huelen a historia, y modernidad

Antes era un espacio, de recogimiento, espiritual y votos franciscanos; su convento se extendía ampliamente en un Querétaro en desarrollo del siglo XVIII, cuando el comercio florecía, los telares se instalaban en los barrios, y por sus caminos transitaban recuas, con tesoros de las minas de Zacatecas y Guanajuato;  y en donde también, se escucharon, los cascos de los caballos que tiraban los carruajes que transportaban nobles y mestizos.

Andador peatonal, llamado, Andador Libertad, enmarcado por esplendorosas bugambilias, artistas de fin de semana, escultores, pintores, artesanos y retratistas, además de comerciantes.

en plena época colonial, se le llamó, el Callejón del Ciego, que solo comprendía la calle de Las Posadas, ya que no tenía salida y terminaba en el huerto del convento franciscano, por esa razón recibió tal nombre.

En el Andador Libertad, se encuentra una galería con el mismo nombre, que cuenta con tres. salas de exposiciones de arte, así como una casona-restaurante llamada, “Apolonia”,  lugar que ha despertado la curiosidad de los paseantes por la leyenda de que el espíritu de una niña deambula por sus arquerías, patios y alcobas.

también recibió el nombre de Callejón de Los Fierreros, porque en este lugar se apostaban personas que vendían monedas extranjeras, baúles, retablos religiosos, flechas de pedernal, hachas de piedra y toda clase de fierros imaginables.

Comerciantes que arribaban de otras provincias de la recién liberada Nueva España, comenta el maestro, El Licenciado, Roberto Servín Muñóz, cronista de la ciudad.

Ahora el Andador Libertad se distingue por sus restaurantes concurridos por turistas, quienes además disfrutan de las escenificaciones teatrales de las leyendas queretanas, cuyos personajes enfundados en vestimentas de la época colonial narran las misteriosas leyendas queretanas, que también atraen a las familias queretanas paseantes.

Apenas en el siglo pasado, al Andador Libertad se le llamó Callejón de Cabrera, ya que esta calle, caminando, desembocaba al mercado “Dr. Pedro Escobedo”, instalado en la huerta del convento franciscano y para ingresar al convento a través del callejón de Cabrera, no se hizo más que tirar la pared que lo dividía, pues ambos caminos ya existían, uno afuera y el otro al interior del convento.

Se le dio este nombre en memoria del coronel, Encarnación Cabrera, valiente queretano, que en el sitio de Puebla, murió acribillado a balazos envuelto en la bandera mexicana, después de una breve estadía en Querétaro.

Nada como un buen taquito en el centro de la ciudad.

Esta calle pasó de ser el centro comercial de fierreros y chatarreros a lo que hoy es un punto de venta de artesanias, galerías de arte y restaurantes.

Ahora en el Andador Libertad, es posible caminar sobre sus baldosas, recrear el espíritu con sus bugambilias, comprar una artesanía u obra de arte. Ahora en este andador se pasea con gusto y libertad.